La eficiencia energética ha venido para quedarse.
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La eficiencia energética busca reducir el consumo de energía en los edificios a través de la reducción de la demanda, junto con el aumento del rendimiento de los sistemas de generación de energía. Si somos capaces de optimizar esos dos parámetros podremos valorar la energía final consumida, y ser autosuficiente aprovechando los recursos energéticos respetuoso con el medio ambiente. En España existen unos diez millones y medio de edificios, de los cuales habría unos 26 millones de viviendas, de las cuales 900.000 estarían desocupadas. Construidos antes del 2001 existen 8,5 millones de edificios residenciales, el 80% de estas viviendas son anteriores a año 1980. Si tenemos en cuenta que los costes en servicios eléctricos y térmicos en una edificación residencial suponen en un 80% el coste de sufragar la energía necesaria, un 5% de los gastos corresponde al mantenimiento de la instalación, y 15 % del valor de la propia instalación, que debe de ser adaptada a las nuevas demandadas de consumo, y requiere revisiones dentro del reglamento de baja tensión, con revisiones periódicas ( 20 años en viviendas) .
Los consumidores han de ser conscientes de todo el potencial y nuevas posibilidades de interactuación que van a tener en el actual sistema energético, que viene pisando fuerte .En especial queremos incidir en la DIRECTIVA (UE) 2019/944 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 5 de junio de 2019 sobre normas comunes para el mercado interior de la, donde los consumidores desempeñan un papel fundamental para alcanzar la flexibilidad necesaria para adaptar el sistema eléctrico a la generación de electricidad renovable, distribuida y variable. No obstante, la falta de información suministrada en tiempo real a los consumidores, sobre su consumo de energía, les ha impedido ser participantes activos en el mercado de la energía y en la transición energética.
Las tecnologías de distribución de energía y la capacitación de los consumidores, a través de la energía comunitaria, suponen un modo eficaz y rentable de satisfacer las necesidades y expectativas de los ciudadanos con respecto a las fuentes de energía. La energía comunitaria ofrece a todos los consumidores una opción incluyente de participación directa en la producción, consumo o reparto de energía. Las iniciativas de energía comunitaria se centran principalmente en proporcionar a sus miembros o socios energía asequible de un determinado tipo, como las energías renovables, en vez de dar prioridad a la obtención de beneficios como una empresa eléctrica tradicional. Al involucrar directamente a los consumidores, las iniciativas de energía comunitaria demuestran su potencial al facilitar la adopción de nuevas tecnologías y patrones de consumo, incluidas las redes de distribución inteligentes y la respuesta de demanda. La energía comunitaria puede impulsar, asimismo, la eficiencia energética a nivel doméstico y ayudar a combatir la pobreza energética a través de la reducción del consumo y de tarifas de suministro más bajas.
En el caso de Madrid nos encontramos con una comunidad autónoma con un escaso potencial de recursos energéticos, y donde la utilización de energías más contaminantes se refleja en los altos índices de contaminación de la ciudad y área metropolitana. A la hora de decidir entrar en la optimización de los recursos energéticos en razón al parque de viviendas existente se ha de contar con las necesarias ayudas públicas para proceder a ese tipo de actuaciones, que deben de ser sopesadas en razón situación económica de los moradores de la finca.
El Código Técnico de la Edificación supuso un cambio de paradigma en las posibilidades de la gestión energética de las viviendas, tanto por ciento de agua caliente sanitaria se satisfaga con energía solar térmica energía renovable, pero lo cierto es que la instalación de sistemas de captación solar de energía, suelen tener un uso residual. Estamos a las expensas de lo regulado las ordenanzas municipales sobre la necesidad de instalar fuentes de energías limpias , pero que tampoco tienen un control efectivo sobre la funcionalidad de estas instalaciones .
Así pues, la eficiencia energética debe de centrarse sobre todo en soluciones reales y que sean asumibles económicamente por parte de sus propietarios, al efecto de poder obtener una mejora en la calidad de vida de sus ocupantes, y una reducción considerable de los costes energéticos.
La necesidad que nuestros edificios sean energéticamente eficientes va a requerir un cambio de paradigma, en cuanto el consumo tradicional frente a un sistema energético respetuoso con el medio ambiente. Estos ahorros pueden venir de la utilización de energías renovables, o bien por la introducción de nuevos criterios de eficiencia en energía con las instalaciones tenemos en la finca.
Para ser eficientes energéticamente es esencial contar con sistemas de telegestión para la recogida de datos, sin esta información es imposible una gestión eficiente de la energía que consumimos. La inversión en controladores eficientes telegestionados es rentable, si somos conscientes que la optimización y medidas de eficiencia, que permitirán reducir ese porcentaje del 80% gasto en suministro energético. La telegestión permite la monitorización de avisos, el cambio de parámetros de consumo y estrategias, control de averías y solución de las mismas, debiéndose de individualizar los parámetros de funcionamiento del equipo según el comportamiento real del edificio. Debemos esperar un año para poder tener un campo de base que nos permita introducir las mejoras oportunas, en cuanto las desviaciones y la consecución de menores costes sin merma de nuestra calidad de vida. Hemos de ser conscientes que la ubicación y la climatología, la función y uso final del edificio, la calidad de la construcción y el comportamiento del usuario. Se ha de valorar los equipos calor y frío que tenemos en la finca, el aislamiento de los equipos y conducciones de fluidos térmicos, la utilización de energías renovables disponibles en especial la energía solar y la biomasa, y la incorporación sistemas de recuperación de energía y el aprovechamiento de energías residuales. El contar por ejemplo con un equipo generador menos eficiente en sistemas de climatización y revertir esta situación, puede suponer un gasto inicial qué es amortizado en un plazo razonablemente corto de tiempo, en razón a la durabilidad del equipo, frente al coste inicial que suponga la instalación mismo.
El sistema de alumbrado energéticamente eficiente supone una reducción de consumo sin merma el confort debido, mediante la colocación por ejemplo de sensores de movimiento que permiten evitar el consumo constante y no necesario de energía. El uso de LED resulta sostenible porque reduce el consumo en más de un 70% a lo que suponen los sistemas de iluminación tradicionales. Para ello hemos de contar con nuestro administrador de fincas y una empresa de servicios energéticos, donde sus honorarios están condicionados a la obtención de mejoras eficiencia, y que son reflejados por la minoración de costes para sufragar el consumo energético del edificio.
La rehabilitación de viviendas y edificios públicos y el impulso a las energías renovables protagonizarán la fase más urgente del plan de recuperación económica que la Comisión Europea tiene previsto aprobar en próximas fechas, que no debe de ser desaprovechado. Estamos también pendientes de la trasposición de la Directiva 944/2019 al efecto de ver como se traspone la figura de las comunidades de energía, mientras la eficiencia es como el camino de mil leguas, que se empieza por el primer paso, y más ahora, donde la crisis puede acabar siendo una oportunidad.
Cristina Ucelay Abogada
cristinaucelay@icab.cat
http://abogadacristinaucelay.com/
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