La junta amañada. Los personajes de la Junta Rectora. Cap. XI. La pataleta del Presidente
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La pataleta del Presidente:¡convoco junta cuando quiero, no porque me lo soliciten los vecinos!
El día 25 de octubre de 2018 fue la fecha tope que dimos para dar por vencido el plazo de diez días que habíamos concedido al Sr. Presidente para que convocara la Junta General Extraordinaria que le habíamos solicitado mediante la presentación de las solicitudes vecinales que cumplían con el requisito que exige la Ley de Propiedad Horizontal de que lo tienen que solicitar al menos el 25% de los vecinos o, en su defecto, el mismo porcentaje en coeficiente.
El mismo 15 de octubre a última hora de la tarde, llegó un burofax a mi domicilio firmado por el Sr. Presidente que indicaba las siguientes cuestiones como más llamativas y dignas de comentario:
“Atendiendo a su petición de revisión de documentación relativa a cuentas aprobadas de los ejercicios correspondientes a los años 2015, 2016 y 2017 es un honor poder convocarle a una primera visita en las oficinas de la comunidad (…) el próximo 17 de octubre de 2018.”
“…se le habilitará un horario especial de atención que será de 11:00 hasta las 13:00”
“(…) previamente al acceso a dicha información, por una cuestión de diligencia y prudencia, le requerimos para suscribir un documento de confidencialidad y cesión de datos, a los efectos de proteger a la Comunidad de Propietarios ante cualquier uso indebido que pudiera hacerse sobre la documentación exhibida”
Resulta que ahora, por el arte de birli birloque, El Bigotes había accedido a hacer de guía turístico y darnos una vuelta por las maravillosas “ruinas comunitarias” que se destinaban como oficina comunitaria (en todo el tiempo que llevaban no se habían molestado en acometer mantenimiento de la misma) ¿Sería para convencernos de que la contabilidad estaba correctamente planteada y mostrarnos algunas facturas fotocopiadas o falsificadas para dar por zanjado nuestra pestilente presencia?
Así, ¡súbitamente! Por supuesto, el hecho de haber presentado esa misma mañana una solicitud a Junta General Extraordinaria, que estaba haciendo temblar los cimientos de su Reinado de Taifas, no tenía nada que ver. ¿O sí? O lo que es lo mismo, 515 convecinos querían esclarecer la situación económica y financiera en una Junta, que el Sr. Presidente diese la cara y las pertinentes explicaciones.
Ni uno, ni dos, ni un grupo de alborotadores, sino 515 almas que, aún con miedo por posibles represalias, se prestaron a estampar su firma en una solicitud a Junta y confiar en el buen quehacer de quien se lo pedía a la puerta de su casa.
Era evidente que la urbanización estaba dominada por el miedo. Este miedo se palpaba entre los empleados, los proveedores, los vecinos, los pequeños comerciantes que tenían sus negocios ahí. Sus tentáculos invisibles llegaban a los sitios más insospechados.
Todo era estudiado al detalle con tal de levantar ampollas a quien consideraban su enemigo, como por ejemplo, el horario ofrecido, que también era de agradecer (de 11:00 a 13:00). Pues los que tenemos una vida laboral nos partía totalmente la mañana.
Tampoco es que El Bigotes y Ms. Daisy fueran de seguir el refrán de “a quien madruga, Dios le ayuda”.
Si en el fondo no se lo habían montado nada mal: Ella cobrando por cuenta ajena más de 1.200€ al mes por unas tres o cuatro horas efectivas de trabajo de lunes a viernes y él facturándonos 1.210€ (IVA incluido) por el mismo tiempo. ¡Eso En A!, En B, El Bigotes cobraba mordidas suculentas por todos lados a los distintos proveedores. Al proveedor de seguridad le pedía 1 euro por vigilante de seguridad por hora y día de trabajo. ¡Y tenemos siete!
De hecho, en mis manos obra documentación sensible relacionada con las mordidas que verá la luz en el momento oportuno y en sede judicial, pero puedo desvelar que un antiguo proveedor de seguridad le transfirió 15.004,00 € el 21 de mayo de 2015 a favor de la empresa de El Bigotes con cargo a las cuentas comunitarias. Como si fuera un préstamo que la comunidad debía devolver….y más cosas.
Quienes gozan de la cercanía y mi total confianza saben de qué les hablo y donde encontrarlo. Ahora mismo, podría decirse, que es como mi seguro de vida. Con alguien que ya no tiene nada que ganar, pero sí mucho que perder, en cualquier momento se le podía ir la poca cordura que le quedaba (si la tuvo en algún momento).
No voy a negar que tuve que bajarme una aplicación móvil para grabar las llamadas entrantes, pues hubo algunas que me invitaron a no seguir este camino y dejarlo en un juego, como si fuese una pequeña travesura. Sería una pena que mi propiedad se viera invadida de pintadas, o las ruedas de uno de mis vehículos se viesen pinchados de manera inexplicable.
Nos percatamos de que hubo un par de vehículos un tanto sospechosos apostillados a la vuelta de la esquina de mi casa durante un tiempo.
Mi marido y yo (él es más cauto que yo, pero un auténtico lobo audaz en materia de protección familiar) tomamos la decisión de blindar nuestra propiedad con un circuito cerrado de grabación y cámaras de seguridad, además de contratar los servicios de una compañía de alarmas externa. Tomamos algunas precauciones y aleccionamos a nuestras hijas en caso de una emergencia. Informamos a algunos familiares y vecinos de nuestra situación, además del servicio de seguridad de la urbanización (a quien consideré sobornar un tiempo con termos cargados de café con leche y pastas, para pasar las gélidas noches) y que estuviesen especialmente atentos a cualquier movimiento sospechoso que rondase por mi morada.
En el fondo estaba muy tranquila. Nuestros asesores, Miguel Fernández y Ana Villanueva eran sabedores de todos los entresijos, al igual que el resto de miembros del Equipo Vecinal y, sabían de este juego al margen de la legalidad, donde todo valía. Confiaba en ellos y en mis vecinos que darían la voz de alarma si la cosa se iba de madre.
Quizás suene a película novelada o a exageración, pero, lo cierto y verdad es que, en materia de la seguridad de una misma y tu familia, toda precaución es poca. Preferimos pecar de cautos.
Total, ya estábamos inmersos hasta las cejas y habíamos destapado la caja de Pandora. Habíamos conseguido ponerlos a prueba y al límite de su capacidad cognitiva e intelectual. No sabían ya que más inventar. Les habíamos tocado tanto la fibra, que sus argucias dialécticas no servían ya para nada. Eran papel mojado.
Nos habíamos declarado la guerra. Una pugna frontal y directa. Pensaron que lanzando un par de globos sonda, bulos y comentarios, además de apostillar un coche y enviarme a la Guardia Civil, el tema se iba a calmar por mi parte.
¡Lejos de esto! Esto nos reafirmaba y daba crédito vecinal a nuestra versión.
Algunos vecinos que en un principio no se decantaron, ni por unos ni por otros, poco a poco, empezaron a ponerse al día dado que sentían una curiosidad extrema al ver que la bola se hacía cada vez más grande y el asunto comenzaba a tomar interés más allá de las fronteras de nuestra comunidad en Guadalajara.
En esta comunidad se había instaurado un reinado de Taifas, controlado por unos pocos mafiosos de barrio que se creían Al Caponne.
De lo que no se habían percatado es que ambos púgiles no partíamos de las mismas premisas, subestimaron la lucha de la inteligencia y la estrategia frente a la fuerza bruta. La diferencia distaba en que la primera no tenía límites.
Volviendo al burofax, estaba claro que pretendían quemar los últimos cartuchos, aparentando ante el ojo público que ellos habían querido facilitar el acceso a la información.
¡Llegan tarde, demasiado tarde! después de esperar nueve largos meses.
Ahora era el momento de dar la cara ante la masa vecinal en una Asamblea Extraordinaria, donde sabían que estaban en clara minoría y se exponían demasiado al cabreo generalizado.
Al día siguiente, el mismo 16 de octubre de 2018 les envíe una correcta, pero contundente, declinación a sus pretensiones indicando que ahora era el momento de convocar una Junta General y que, con posterioridad y, en función de los resultados, nos veríamos tranquilamente. Indicándoles que nosotros, el Equipo Vecinal, en representación al 25% de los vecinos estábamos inmersos en la preparación de la convocatoria de dicha Asamblea con el consiguiente trabajo y dedicación que ello suponía (pues el presidente no daba señales). Desviarnos del objetivo en estas fechas no estaba en nuestros planes.
Por supuesto solicitamos acceso a los datos de todos los propietarios para poder convocarlos en plazo y forma y, una vez más, obtuvimos la negativa como respuesta y la confirmación de que vulneraban una vez más la legislación:
Pues, conforme a la redacción del art 6.1f) del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), se entiende que es válido el tratamiento si éste es necesario para la satisfacción de intereses legítimos perseguidos por el responsable del tratamiento o por un tercero, por lo que en caso de la convocatoria a Junta por el 25% de los comuneros resultaría, en principio, legítima la cesión únicamente para cumplir con la convocatoria a Junta conforme a la LPH.
No volvimos a saber del presidente y El Bigotes hasta el mismo 24 de octubre de 2018 a las 19:54h con otro burofax (a pocas horas de expirar el plazo que habíamos dado del 25 de octubre)
En ella me indicaban que “es un placer avanzarle la decisión de la Junta Rectora de convocar Asamblea general Extraordinaria y Ordinaria el próximo 27 de enero de 2019 a las 9:00h en primera convocatoria y 9:30h en segunda, salvo eventualidad en la reserva del Auditorio Municipal”
¿Extraordinaria y Ordinaria? ¿Como se explica este tipo de convocatoria? Había un claro defecto de forma.
¿Posible eventualidad en la reserva del auditorio? Por si acaso me aseguré de llamar al ayuntamiento y rellenar la solicitud de reserva del Auditorio Municipal para la fecha indicada. Avisando que la reserva era a favor de un tercero: La comunidad de propietarios. Así nos asegurábamos que no llegasen una semana antes, allá por el mes de enero y tuviesen las desfachatez de decir que se aplazaba la Junta General Extraordinaria porque no había disponibilidad del mismo. ¡Era obvio que esa era su pretensión!
Y, ¿para enero del 2019? Pero si estábamos en octubre del 2018… ya puestos, ¿Por qué no convocarla para septiembre del 2019?… en fin…. Era el recurso de la pataleta. El hecho de querer tener la última palabra: convocamos Junta, sí. Pero cuando nosotros queramos.
Lo mejor estaba por escribirse en este burofax. Para que vean la osadía, caradura y desfachatez de El Bigotes & cía. Se seguían creyendo impunes y por encima de la ley.
Seguía su misiva, indicando que “no obstante esta Junta Rectora no tiene intención de restar importancia a su petición por lo que accede a realizar la convocatoria a pesar de que:
- Si bien aporta l 25% de las parcelas que integran la comunidad, también tendría que adjuntar idéntico porcentaje de metros cuadrados (25%), circunstancia sobre la que observamos que los metros que señala para las parcelas no coincide con los que constan en los registros de la Comunidad y que, en todo caso, las 515 parcelas que aporta no alcanzan este porcentaje”
Rectificación: Art. 16.1 LPH «… que lo pidan la cuarta parte de los propietarios, o un número de éstos que representen al menos el 25 por 100 de las cuotas de participación.» Es decir, o bien el 25% de los comuneros O su equivalente en coeficiente (en nuestro caso en m2) Nunca ambas.
- “ Muchos de los nombres (136) que identifica como propietarios, no figuran como tales en la base de datos de la comunidad, por lo que no coinciden en la firma que figura en los archivos”
Rectificación: Sabíamos que la base de datos no estaba al día. Pero es que, además, el hecho de que firmara el cónyuge del titular que constaba en la base de datos, si estaban casados en régimen de gananciales (cosa que siempre preguntábamos) o un cotitular, era absolutamente legal. Si El Bigotes no tenía la base de datos al día para poder cotejar, eso, no era responsabilidad nuestra. Pero sí suya, puesto que, entre otras cosas, se le pagaba para eso.
- “Existen varios propietarios que señalan en su listado que rechazan la solicitud de la convocatoria que presentan”
Aclaración: Si los había, no nos facilitaron listado alguno, ni El Presidente ni los propios supuestos vecinos que se lo habrían manifestado. Además, es como el ejemplo que pongo de cuando un colectivo presenta firmas en el Congreso para un fin determinado. Una vez presentadas, están presentadas. Sin posibilidad de desquitarse. O, ¿acaso entras en el Congreso y solicitas las cajas y cajas de firmas a las cuales ya le han podido dar curso?
- “Se ha comprobado que existen 92 firmas de personas que no se encuentran al corriente con las cuotas de la Comunidad de Propietarios”
Rectificación: La LPH indica que cualquier propietario puede solicitar una Junta General Extraordinaria al presidente, independientemente de estar al corriente del pago de las cuotas comunitarias. Otra cosa es que, posteriormente, en Junta de Propietarios tenga derecho a voto. Que no tendría al no estar al corriente de abono de las cuotas comunitarias.
Efectivamente, el recurso de la pataleta: ¡Convoco Junta General Extraordinaria porque no me queda otra, pero manifiesto mi más enérgica protesta por las formas!
Continuará….
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