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La Junta amañada. Los personajes de la Junta Rectora. Cap. V 2º parte

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La Junta amañada. Los personajes de la Junta Rectora. Cap. V 2º parte

25 de febrero de 2.018

Pero, volviendo al comienzo de la Junta, en esta urbanización de un pueblo de Guadalajara y por seguir una cronología de los hechos, déjenme que les indique que, en esta ocasión asistimos, según los redactores del Acta un total de 270 parcelas, 208 propietarios que representábamos 201.197 m2.

Lo cierto y verdad es que, si revisamos con detenimiento la larga lista de vecinos presentes y representados que se aportaban en el Acta, nos hubiéramos dado cuenta de que eran 195 propietarios (no 208), de los cuales, 140 eran propietarios que “supuestamente” habían delegado a favor del Sr. Presidente. Lo que volvía a dejar un irrisorio número de presentes de 55 vecinos, quienes no teníamos ningún poder de decisión frente a la cantidad ingente de delegaciones, que aportaba otro año más, el Sr. Presidente: ni voz ni voto, aun habiendo pagado religiosamente la cuotas comunitarias trimestralmente.

Es más, hasta tal punto llegaba ya su avaricia por tener el control más absoluto sobre las votaciones que, en esta ocasión, entre cuatro vecinos presentes traíamos cinco delegaciones de vecinos que no pudieron asistir por algunos impedimentos de última hora y nos entregaron sus delegaciones debidamente cumplimentadas y firmadas para la ocasión.

En la Junta de Propietarios nos las aceptaron sin mayor problema (al menos El Bigotes no fue capaz de decirnos en nuestra cara que no las iban a computar, como vil cobarde que en el fondo era).

Pero ¡Ay, amigo! luego de leer la redacción del Acta de la Junta, ¿saben cómo hicieron constar dichas delegaciones?

“Se informa a los propietarios que dichas delegaciones no se ajustan a las normas de delegación explicadas en la convocatoria y aplicadas en juntas anteriores…”

¿Quieren saber en qué consistían dichas normas que se habían sacado estos señores de la manga y NUNCA se habían aprobado en ninguna junta? Por tanto, no contaban con el beneplácito vecinal:

  1. El propietario que desee delegar su voto habrá de dirigir este escrito (de delegación) a la oficina de la administración de la Comunidad (donde estaba el “centro de mando” de El Bigotes y Ms. Daisy), manifestando su decisión de delegar, al que acompañará copia del anverso su DNI además de identificar el nombre y DNI de la persona en la que delega.
  2. A fin de poder realizar las oportunas comprobaciones y elaborar el listado correspondiente, la delegación tiene que presentarse necesariamente en la oficina de la Comunidad, en Calle xxxx de la urbanización xxxx, antes de las 14:00 horas del jueves antes de la celebración de la Junta General Ordinaria(que se celebraba siempre los domingos en el Auditorio Municipal)

Y ahora les explico brevemente lo que la Ley de Propiedad Horizontal indica al respecto:

Art. 15.1 La asistencia a la Junta de propietarios será personal o por representación legal o voluntaria, bastando para acreditar ésta un escrito firmado por el propietario.

¿Me van siguiendo? Todo lo demás era un mero accesorio para complicar las delegaciones.

¿Qué hubiera pasado si un vecino se levantaba esa mañana indispuesto y quisiera delegar su voto en otro vecino que fuese a asistir?

Según las propias normas de El Bigotes y el Sr. Presidente, éste habría perdido su oportunidad de delegar el voto cuando la Ley, además, indica que se puede delegar el voto hasta el mismo momento antes del comienzo de la Junta de Propietarios.

Ni fotocopia del DNI adjunto, ni personación de la delegación con días de antelación. Todo esto era una mera estrategia que posicionaba al Sr. Presidente el clara ventaja para salir siempre reelegido.

Que, ¿por qué?

Muy sencillo, mientras que en la Administración existía la copia de todos nuestros DNI’s (pues nos los pedían el día que nos acercábamos como nuevos propietarios, copia de las primeras páginas de las escrituras de propiedad, los domicilios fuera de plaza para aquellos cuyo chalet era su segunda vivienda…) y sabían quiénes eran asiduos a las Juntas, quienes pasarían y quienes no iban a desplazarse desde cualquier otra parte del territorio nacional para asistir, aprovechaban para adjuntar a la delegación un copia de la fotocopia de sus DNI’s, rellenar la delegación e “imitar la firma” del titular de la mejor manera posible, para así colarlo como una delegación a favor del Sr. Presidente o, mejor aún, utilizaban a la mayoría del personal del servicio de conserjería para recabar los votos a favor del Sr. Presidente pues, sabían que los mismos gozaban de la confianza vecinal, bajo la permanente amenaza del despido o castigos varios en caso de incumplimiento o desobediencia.

Pensarán, pero si después los titulares suplantados podrían leer que habían sido representados sin su beneplácito e impugnar el acta pero, lo cierto y verdad es que, las direcciones de la base de datos estaban en su mayoría obsoletas o erróneas (y empiezo a no creer en las casualidades), por tanto, nunca llegaban las Actas a los titulares suplantados, además de que buscaban un perfil determinado que no solía preocuparse por el día a día comunitario (personas jurídicas con parcelas, personas mayores que no entendían sus derechos o no sabrían por dónde empezar a reclamar legalmente, etc) y, a todos los efectos, podían demostrar que se les había enviado un Acta de la Junta por correo postal certificado que había venido devuelto, recordándoles que la obligación de mantener los datos actualizados corresponde a los titulares, no a la administración.

¡Había que ser muy retorcido de mente! ¡Así era El Bigotes!

Con las normas impuestas por ellos, conseguían controlar en todo momento, y días antes de la celebración de cada Junta, cuántos vecinos vendrían representados.

Es decir, si un vecino se tomaba la molestia de pasar por casa de sus congéneres y conseguía que le firmasen una delegación con el único propósito de hacerle un mínimo de sombra al Sr. Presidente (al imponer el hecho de que para darles validez, debía pasarse como máximo con cuatro días antes de la celebración de la Junta por la oficina comunitaria),  El Bigotes sabía cuántos votos delegados traía este vecino y, de ser superior en número, el Sr. Presidente contaba con otros cuatro días para recabar cuantas delegaciones fuesen precisas para superar las delegaciones aportadas por este intrépido vecino. De esta manera conseguía siempre que se renovara su cargo año tras año y, a la postre, aprobar todos los demás puntos del orden del día que le pudiesen interesar.

Habiendo salvado ya esta primera parte, y habiendo tumbado las pocas delegaciones que algún anárquico vecino había querido aportar, pasamos al segundo punto del orden del día donde se indicaba exactamente “presentación del nuevo Administrador”. Cuando la lógica y la legalidad hubiesen redactado semejante punto de otra manera como, por ejemplo, “presentación y aprobación del nuevo Administrador, si procede”

Ningún tipo de redacción se dejaba al azar y cada palabra cobraba su sentido por sí misma al leerla.

Así, el Sr. Presidente tomaba la palabra y con una cara de compungido que recordaba a la falsedad de una moneda de tres euros, nos informaba que el anterior Administrador (quien asistía a las juntas en años anteriores con su familiar) había fallecido debido a la enfermedad que atravesaba y, deseaba recordarle y agradecerle los servicios prestados durante estos años a la comunidad.

Continúa el nuevo Administrador, Don Gestión de Fincas, quien afirma que se da por aprobado su nombramiento. Varios propietarios muestran su disconformidad con la toma de dicha decisión y solicitan que se convoque una nueva junta en la que se presenten y valoren diferentes opciones y presupuestos.

El Sr. Presidente indica que pueden presentar cuantas ofertas consideren oportuno y que serían estudiadas por la Junta Rectora, quedando aprobado el nombramiento sin votación mediante.

Además, dicho administrador no estaba debidamente colegiado por el Ilustre Colegio de Administradores de Fincas de Madrid (Guadalajara no tiene Colegio propio) y, teniendo en cuenta que nuestra comunidad maneja un circulante anual de cerca de un millón de euros, hubiera sido interesante, a la par de necesario,  que estuviese colegiado (por disponer el Colegio de un seguro de Responsabilidad Civil y un seguro de caución que hubiera dado cierta tranquilidad a los propietarios, amén a que sería un profesional cualificado, con una garantía en su formación, no habiendo cabida al intrusismo que suele haber, por desgracia, en este sector)

En ese momento se pasa a los siguientes puntos del orden del día que comprendían las cuentas, aún sin aprobar, de los ejercicios 2015, 2016, 2017 y el presupuesto del 2018.

Leo en voz alta todas aquellas incongruencias, los vecinos no dan crédito y piden las explicaciones pertinentes a la mesa presidencial.

Con 140 votos delegados y 55 propietarios asistentes, el Sr. Presidente se reclinó hacia atrás, tamborileado con un bolígrafo la mesa y con una gran sonrisa irónica y provocando el enfado generalizado nos indicó que se daban por aprobados todos los ejercicios, además de los presupuestos de ese año.

Se dirigió directamente a mí y con sonrisa mafiosa me espetó ¡Señora, estos son los resultados, si no le gustan es lo que hay! –

¡Fue la gota que colmó el vaso de mi paciencia! En ese momento me levanté, me giré a la tribuna y con un folio en mano me dirigí a mis vecinos:

-Aquellos que opinen como yo, que todo esto ya tiene que llegar a su fin, que esto es un abuso, una pantomima, un insulto a nuestra inteligencia y un teatrillo para cubrir expediente año tras año, agradecería facilitase sus datos para poder contactarles a la mayor brevedad y organizar un Equipo Vecinal como medida a presión y empezar a exigir ciertas aclaraciones, además de que habría que exigirles que se cumpliese la legalidad. ¡Qué cumplan lo que indica la Ley de Propiedad Horizontal! –

Se dio por cerrada la sesión por el Sr. Presidente quien ya no estaba, en absoluto, interesado en seguir y pretendía disuadir a los presentes de apuntarse en dicho folio.

No pasaron ni quince minutos y el folio ya estaba lleno de datos vecinales.

¡Hora de ponerse a trabajar!

Continuará…

Por Titánide Temis

Guadalajara

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