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La junta amañada. Los personajes de la Junta Rectora. Cap. X. Solicitamos Junta General Extraordinaria al Presidente

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La junta amañada. Los personajes de la Junta Rectora. Cap. X. Solicitamos Junta General Extraordinaria al Presidente

Ya nos habíamos metido en el mes de junio del 2018 en Guadalajara y el Administrador seguía dándonos respuestas esquivas.

Las del Sr. Presidente, ni existían. No malgastaba ni un ápice de su tiempo en un asunto, que para la mayoría de sus vecinos resultaba una cuestión de primer grado.

¡Eso sí! ¡Él tenía que seguir auto-postulándose, junta tras junta, por el bien y al servicio a sus congéneres!

Lo cierto y verdad, es que siempre tuve la impresión de que el Sr. Presidente era el hombre de paja de El Bigotes y era éste quien, a todos los efectos, daba réplica a mis solicitudes. El que orquestaba y controlaba la oficina y, por ende, la vida comunitaria. Quien, a todos los efectos indicaba quién, cuándo y cómo se contestaba a nuestras misivas.

Tanto era así, que el administrador, por órdenes de El Bigotes, seguía dándome respuestas esquivas, tales como “le adjuntaremos las cuentas en cuanto nos sea posible”, “entendemos que sus peticiones serán importantes para Ud. pero lo son las de otros muchos propietarios que nos hacen llegar a diario solicitudes y gestiones que son imprescindibles de solucionar en el momento”, “los temas se gestionan por orden de prioridad”, “entendemos que es más prioritario (…) tener la comunidad en orden y al día”, o “simplemente consideramos más urgente tener actualizada la comunidad, ya que la información que nos solicita (…) conlleva un tiempo que consideramos necesario aplicar a otras labores”

Evidentemente, todos estos comentarios absurdos y vacíos de esencia y carga numérica (que es lo único que demandábamos), tuvieron réplica por parte del Equipo Vecinal en aras de intentar mantener la cordura y evitar que nos derivaran por otros derroteros, que entiendo, eran sus pretensiones.

Les aclaramos y recordamos que “…nosotros somos vecinos integrantes de una Junta de Propietarios, órgano soberano a quien Uds. como parte de la Comisión Rectora, se deben en última instancia…” (art. 14 LPH)

Además, les solicitamos una larga lista de datos como el Balance  de situación, sumas y saldos, flujos de caja, cuenta de pérdidas y ganancias, cuentas bancarias, contratos, titularidad, firmas y apuntes de movimientos bancarios, contratos de prestación de servicios de distintos proveedores (empresa de seguridad, servicio de recogida de podas, el del propio administrador de fincas, contratos de renting de flota de vehículos, contrato de prestación de servicios de El Bigotes, como ”asesor informático”, la del Sr. Letrado especialista en derecho deportivo), distintas facturaciones, contratos laborales, TC’s, lista de remesas trimestrales y su saldo, listado de deudores y acceso a los 103 expedientes judiciales en procesos monitorios.

Por supuesto que puedo llegar a entender que nos dijeran que era mucha información la que solicitaba. Pero ¿una AUDITORÍA INTERNA no trata, precisamente, de eso?

Teníamos que mantener la cuerda tensa y seguir presionando para que sintieran nuestro aliento en su nuca, quitarles el sueño, en definitiva, ser un grano en la parte de oscura de su cuerpo.

Ya nos habíamos hecho eco de que el intento por sacar a El Bigotes, Ms. Daisy, el Presidente y el resto de su séquito de la oficina comunitaria fue infructuosa en varias ocasiones en el pasado.

De hecho, llegaron a mis oídos, que una vecina recopiló así, cerca del 90% de las firmas vecinales para solicitar la convocatoria de una Junta General Extraordinaria al Sr. Presidente, presentó los originales en la oficina comunitaria y El Bigotes, sin cortarse un pelo, pasó por la papelera trituradora las casi 2.000 firmas que había recopilado la buena señora, indicándole con sorna que ¡ya no había Junta Extraordinaria que valiese! Que, cuando quisiera, ¡volviera a por más!

¡Imagínense como se le debió de quedar el cuerpo a nuestra pobre vecina, después de meses de arduo pateo por todas y cada una de las calles de nuestra urbanización! ¡2.000 firmas no se consiguen en un mes!

Quisiera hacer un pequeño inciso para indicar a nuestro lector que, tal y como indica el art. 16.1 de la LPH la Junta de propietarios se reunirá por lo menos una vez al año para aprobar los presupuestos y cuentas y en las demás ocasiones que lo considere conveniente el Presidente o lo pidan la cuarta parte de los propietarios, o un número de éstos que representen al menos el 25 por 100 de las cuotas de participación.

Ya en el art. 16.2 de la misma Ley se indica que la convocatoria de las Juntas la hará el Presidente y, en su defecto, los promotores de la reunión(…)

Pero, volviendo al hilo de nuestras respuestas de solicitar multitud de datos para llevar a cabo una especie de auditoría interna, también dejamos claro que, siguiendo las recomendaciones del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas, dependiente del Ministerio de Economía

“las comunidades de propietarios que realicen exclusivamente las actividades propias de su naturaleza, no reúnen las notas características de las empresas y no tienen la obligación de llevar la contabilidad y formular cuentas anuales a efectos mercantiles, no resultándoles de aplicación, en consecuencia, lo dispuesto a estos efectos en el Código de Comercio y en el Plan General de Contabilidad (PGC), aprobado por Real Decreto 1514/2007, de 16 de noviembre.

En la presentación y rendición de cuentas a la Junta General de Propietarios, el órgano correspondiente de la Comunidad (Administrador o Presidente) seguirá el criterio que, a su juicio, considere más adecuado para reflejar los ingresos y gastos de la comunidad en el período anual y su situación financiera, dado que en la Ley de Propiedad Horizontal no se establece ningún criterio o norma al respecto. Y lo anteriormente señalado lo es sin perjuicio de lo que en los estatutos de régimen interior de cada comunidad se pudiera establecer a este respecto.”

Por tanto, entendimos que no toda la información en materia de Balances podía ser facilitada como les solicitamos y, por ello, comprendíamos que nos facilitasen la información con el programa de gestión contable que ellos designaran para la gestión comunitaria.

Pasó junio del 2018, julio, agosto, septiembre y, por mucho que siguiésemos insistiendo mediante numerosos escritos e emails, la respuesta era siempre le misma: ¡NINGUNA!

Ni nos facilitaron datos, ni concertamos reunión alguna, ni tan siquiera éramos recibidos de buena gana en nuestra oficina comunitaria. Pero ahí seguíamos, ¡perseverantes!

Llegó el 15 de octubre de 2018.

Una fecha marcada pues fue el comienzo del fin. El comienzo de una concatenación de sucesos que terminaría en la debacle más estrepitosa y escandalosa, a la par de humillante, para una Junta rectora, unas hienas que habían estado subsistiendo a base de chupar y exprimir la teta comunitaria, durante casi ¡dos décadas! (hablamos de El Bigotes y Ms. Daisy. El resto de los hombres de paja llevarían escasamente una década. Antes de esta Junta rectora hubo otras a las que El Bigotes consiguió embaucar)

10:00 am. Nos presentamos una pequeña delegación del Equipo Vecinal con el objetivo conseguido: ¡superábamos el 25% de las firmas necesarias para solicitar formalmente una Junta General Extraordinaria al Sr. Presidente! Un total de 515 firmas de propietarios que, entre todos habíamos conseguido en ocho meses de un ir y venir por las casas vecinales. Lluvia, frío, viento, un solo abrasador. Daba igual, ¡estábamos hartos! y nos unía un objetivo común: el derecho a saber, a la transparencia en la gestión de nuestra comunidad y nuestras cuentas.

Todo ello fue debidamente asesorado por nuestro querido y estimado Administrador de Fincas D. Miguel Fernández (Adminfergal), que dada la complejidad y los pocos precedentes que existían, nos presentó a la que se convertiría en nuestra letrada civilista de cabecera, Dña. Ana Villanueva (Madrid Solicitors) quien, una vez explicada toda la situación, no dudó en apoyar la buena causa vecinal. Asesorándonos en todo momento para que cada paso desde este momento fuese firme y dentro del marco de la legalidad.

No voy a negar que no hicieran cátedra con nosotros. Ambos sudaron la camiseta y, a priori, nos regalaron horas y horas de asesoría, por el mero hecho de que creían en nuestra causa. Entendían que no era ni de recibo, ni de justicia lo que una panda de chupópteros entrenados en las artes del expolio, estaban haciendo a nuestra comunidad. Y lo que era peor, ¡campaban a sus anchas y creían estar por encima del bien y del mal. De la Ley!

Obviamente, y dado que ambas partes somos gente de palabra, acordamos que (dado que el trabajo, trabajo es), si en algún momento esto llegaba a buen término, los vecinos liquidaríamos (económicamente hablando) con ellos sus horas interminables de asesoría. Calculamos que fueron, entre ambos unas, 450h de la misma. ¡Casi nada!

Volviendo al tema. Ahí estábamos. Una pequeña delegación. Entregué la solicitud a Junta General Extraordinaria con la relación de todos los vecinos que lo solicitaban y las 515 solicitudes vecinales ¡fotocopiadas!. Obviamente, de experiencias pasadas (aunque sean ajenas), una aprende.

Ms. Daisy se quedó con cara de cuajo cuando dejamos caer un paquete con más de 500 folios encima de su mesa indicándole lo que era.

No tardó en pedir auxilio a su marido, El Bigotes, quien acudió raudo y veloz a su grito de socorro.

-¿Qué queréis?- espetó frunciendo el ceño y semblante que ya comenzaba a denotar preocupación.

-Venimos a solicitar mediante este escrito y las 515 solicitudes vecinales, una Junta General Extraordinaria al Sr. Presidente- respondí con tranquilidad y con una sonrisa que desafiaba la mirada de este malévolo ser.

-¡Me temo que esto no va a valer! Si no me aportas los originales, esto no tiene validez- respondió El Bigotes, con aires de habernos dado jaque.

Le miré fijamente durante unos segundos con una gran sonrisa y, acto seguido le pregunté- ¿eso quien lo dice? ¿usted? ¿El asesor informático de la comunidad? Agradecería se limitase a cursar y sellar la entrada de la documentación y como buen botones, se lo haga llegar al Sr. Presidente. Dígale que tiene diez días para convocarla que le concedemos por pleitesía. De lo contrario, y tal y como nos confiere la ley, lo haremos los promotores (el 25% de los propietarios que suscribimos la solicitud)- ¡Jaque-mate!

La cara de El Bigotes bullía. No había posibilidad de réplica y sólo atinó a decirle a su mujer -¡Secretaria, curse registro de entrada! ¡Ya veremos si se da trámite! –

Nos sellaron copia de entrega y fecha. Dimos los buenos días, media vuelta y a sentarnos a esperar y observar los movimientos del inframundo durante los siguientes diez días

Continuará….

Titánide Temis

Fdo. Miguel Fernández

Administrador de Fincas en Madrid y Guadalajara

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