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La Junta amañada. Los personajes de la Junta Rectora V. Parte I

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junta general ordinaria

25 DE FEBRERO DE 2018

– ¿De verdad?, ¿ya habían pasado 18 meses desde la última Junta General Ordinaria celebrada en esta urbanización de Guadalajara?-

 Estaba claro que el tiempo volaba, y más para el Sr. Presidente, que llevaba 6 meses de retraso en convocar una nueva Junta General Ordinaria (les recuerdo que el art. 16 de la LPH indica que “la Junta de propietarios se reunirá por lo menos una vez al año para aprobar los presupuestos y cuentas…”), pues tendría que haberla convocado en agosto de 2017.

Ingenuo aquel que piense que era fruto del exceso de trabajo o un problema logístico para poder convocarla. ¡En absoluto! Con ello, El Bigotes podría seguir haciendo de las suyas (despedir empleados, cambiar de proveedores a su antojo y por su propio interés y/o beneficio, contabilizar los gastos a su manera pasando la mayoría de los mismos por la cuenta 570 “caja de El Bigotes”, tal y como descubriríamos más tarde, lo que coloquialmente conocemos como “estirar un poco más el chicle”.

Hay que reconocer que era listo, un buscavidas que no desaprovechaba oportunidad allá donde oliese a negocio y conseguir un lucro propio. Si alguien insinuaba, mínimamente que se estaba extralimitando en sus funciones como mero empleado subcontratado en concepto de “apoyo a la administración” y “asesor informático”, con decir que tenía el beneplácito de su lacayo y hombre de paja, el Sr. Presidente, ya estaba todo atado.

Como curiosidad, indicar que me resultó muy curioso descubrir que, con la empresa con la que nos facturaba este ser siniestro en concepto de “asesoría informática”, constaba con el epígrafe del Impuesto de Actividades Económicas 612.6 “Venta al por mayor de tabacos y bebidas”. ¡Siempre me pregunté qué relación tendría el tabaco y la bebida con la informática!

Indagando más allá, por mi curiosidad natural de llegar al fondo de las cosas que no huelen bien desde el principio, descubrí que era apoderado, administrador y socio único en otras ocho empresas que siguen activas a día de hoy en el Registro Mercantil. Además, con el tiempo descubrimos que no facturaba contra nuestra cuenta bancaria comunitaria, sino que se cobraba sus 1.210 euros mensuales de la caja de caudales comunitaria, que había rebautizado en la contabilidad como la ya mencionada “Caja de El Bigotes”. No tendría mayor trascendencia si no fuese por que llegó a mis oídos que había embargos patrimoniales de por medio, deudas y un largo historial comprometedor que le impedía facturar nada a través de una entidad bancaria. De esta manera evitaba a toda costa cualquier tipo de posible retención o embargo judicial en su cuenta corriente y siempre manejaba su día a día con un buen puñado de efectivo.

Volviendo a lo que nos ocupa: recuerdo que la convocatoria a Junta Ordinaria era bastante más extensa y densa, numéricamente hablando, a lo que estábamos acostumbrados.

Luego caí – ¡Normal!, si estaba todavía pendiente de aprobar el ejercicio contable del 2015, el de 2016, el del 2017 y el presupuesto del año en el que nos encontrábamos, 2018.

Recuerden que en la Junta del 2016 no se aprobaron las cuentas porque las mismas no cuadraban. El 2017 tenía pinta de ser un año sabático, no pareciéndoles importante tener que convocar Junta alguna, aunque ya llevásemos tres ejercicios económicos sin aprobar; y el 2018, después de que empezase a oler a humo entre el populacho, debieron de pensar – ¡convoquemos Junta Ordinaria antes de que salte el fuego!–

Me puse a repasar las cuentas. Primeramente, un vistazo rápido. En segunda vuelta, con algo más de detenimiento.

-¡Venga ya!, esto es una broma, ¿no?- exclamé

No daba crédito a lo que estaban vislumbrando mis ojos. Cogí una calculadora y empecé a sumar la partida de “gastos de personal” del 2015:

-Sueldos y salarios, conserjería y mantenimiento, MÁS gastos en seguros sociales y TC’s, MÁS vestuario de personal, MÁS planificación y reestructuración de plantilla en diferentes puestos (¿?) –

Todo ello sumaba 221.815,58 euros. ¡No los 227.791,76 euros que indicaba el administrador!

Una vez más seguían mal las cuentas del 2015. ¡No se tomaron la molestia ni en corregirlas!

Hice las anotaciones pertinentes y seguí, pensando que podría ser algo puntual (errores los cometemos todos, ¿verdad?)

No tardé en percatarme que ya en el balance del 2015, habían incluido en el PASIVO el resultado del ejercicio anterior (remanente del año 2014) por importe de 442.465,80 euros, mientras que nos habían indicado que el 2014 cerró por 459.744,66 euros… Total, ¡solo eran algo más de 17.000 euros de diferencia que por arte de magia habían volado entre un ejercicio y otro!


El resumen de saldos del 2015, entre errores sumatorios y fallos contables, arrojaba una diferencia de más de 36.000 euros.

Los gastos del primer trimestre del 2016, a su vez, generó una diferencia de casi 33.500 euros y las del segundo, algo más de 21.600 euros. ¡No me pregunten por qué el administrador decidió presentar una contabilidad tan desastrosa y fraccionada! Más que dar claridad y transparencia a la contabilidad, parece que quiso liarnos y que no nos percatáramos de la multitud de fallos contables.

Por último, los gastos del ejercicio del 2017 generaron una diferencia numérica de casi 70.000 euros.

Por todo ello, esos tres ejercicios que estaban sin aprobar, nos habían generado “un agujero” (o unas diferencias) por algo más de ¡161.000 euros!

Aquí un pequeño resumen visual:

-Sr. Presidente: ¿tuvo el arrojo de estampar su firma y su beneplácito en aquello que no suma ni con una simple calculadora? ¿Acaso se molestó alguna vez en sentarse a revisarlo con el mismo prisma que lo revisamos el resto de los vecinos? –

La firma de un presidente no es gratuita. Conlleva una gran responsabilidad además de no poder excusarse en el hecho del desconocimiento de una norma (contable o de cualquier índole), ya que ello no le exime de su cumplimiento ni de su obligación.

Después de leer todas estas incongruencias en alto, delante de mis vecinos, éstos se quedaron perplejos y apoyaron el hecho de recibir réplica por parte de la Junta Rectora.

La respuesta por parte del Sr. Presidente fue la de soltar un resoplido irónico, a la vez que cambiaba su postura corporal, pasando de estar inclinado hacia delante con las manos entrelazadas sobre la mesa presidencial, a reclinarse en su asiento y tamborilear con un bolígrafo la mesa.

El Administrador no hacía más que tomar notas y mover papeles de un lado para otro de la mesa durante mi intervención para, posteriormente, indicarnos a todos los presentes que no podía darnos respuesta ipsofáctica por el mero hecho de no tener toda la documentación delante. Pero, ¡si solo había que coger una calculadora! ¡Increíble!

En ese momento, El Bigotes dio un paso al frente, pues se había quedado en un segundo plano cerca del escenario del Auditorio donde celebrábamos anualmente las convocatorias, y con vehemencia nos espetó:

-Si se dio Ud. cuenta de todo esto, ¿Por qué no acudió con semanas de antelación a la oficina comunitaria para que le pudiésemos aclarar dicha cuestión? –

-¡Anda!, resulta que ahora las discrepancias, irregularidades e incongruencias no se debaten en la misma Junta, que entiendo para eso está, sino a puerta cerrada en una oficina donde tienen Uds. tiempo de convencerme de lo contrario, de los equívocos y de las futuras subsanaciones para acallarme en “petit comité” ante el resto de vecinos de la Junta de Propietarios y levantar el menor revuelo posible, ¿me equivoco o vamos bien?- espeté con sorna.

-Además, con apenas una semana de antelación nos buzonearon Uds. la convocatoria. Entre que el resto de los mortales también trabajábamos, el horario de atención vecinal de la oficina no ayudaba, revisar este dosier lleno de irregularidades llevaba su tiempo y había que pedir audiencia previa con antelación suficiente para que el Sr. Presidente nos pudiese atender, ¿Cuándo pretendían Uds. que nos sentáramos a revisarlo?- indiqué

¡Sr. Presidente, Sr Administrador: están Uds. en un buen apuro que no he hecho más que empezar!

Continuará….


Titánide Temis

Les recordamos los enlaces de los dos capítulos anteriores:

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