Lo cierto y verdad, es que siempre tuve la impresión de que el Sr. Presidente era el hombre de paja de El Bigotes y era éste quien, a todos los efectos, daba réplica a mis solicitudes. El que orquestaba y controlaba la oficina y, por ende, la vida comunitaria. Quien, a todos los efectos indicaba quién, cuándo y cómo se contestaba a nuestras misivas.
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